La relación entre los microorganismos (bacterias, hongos, virus) y el ser humano es compleja, puede ser tanto benéfica, simbiótica, o patógena. Esta relación es dinámica y está en constante evolución.
"Se ha calculado que un humano tiene cerca de 37 billones (millones de millones) de células corpóreas y por cada una de ellas hay cerca de 1,3 bacterias, es decir, unas 48 billones. Esto sin contar el número de virus, que ronda en unos 60 billones. Además, en el cuerpo habitan varios miles de millones de hongos y millones de ácaros. Todos felices y contentos", apuntó Edgardo Moreno, microbiólogo especialista en Inmunología, Microbiología Celular y Enfermedades infecciosas y miembro de la Academia Nacional de las Ciencias (ANC).
La microbiota es una comunidad de microorganismos que habitan en el cuerpo humano y es fundamental para la salud humana. La microbiota intestinal, por ejemplo, es esencial para una digestión saludable y para el mantenimiento del sistema inmunológico.
La microbiota está presente en la boca, nariz, piel, pulmones, intestinos y genitales, y difiere unas de otras, por sus condiciones bioquímicas.
Dato curioso: la microbiota alberga microorganismos de toda índole, bacterias beneficiosas, bacterias perjudiciales, virus, hongos microscópicos (como las levaduras) y protozoos (que son animales unicelulares microscópicos como las amebas). Viven en perfecta armonía si se lleva buenos hábitos alimenticios, hábitos de higiene y hábitos de actividad física.
La microbiota entonces la comprenden microorganismos beneficiosos que son llamados probióticos. Los probióticos son bacterias y hongos beneficiosos, los cuales viven dentro de nosotros y nos permiten vivir sanos.
El yogur de kéfir permite repoblar con probióticos a la microbiota, además de aportar nutrientes, aporta con bacterias y levaduras beneficiosas para la salud.
Para tener una microbiota saludable, es necesario saber qué son los probióticos y como los conseguimos, para que sean nuestros aliados. Además de darle las condiciones para que ellos nos ayuden con las funciones de nuestro organismo, ya sea para que haya un buena digestión, un buen metabolismo, o un buen sistema inmunulógico.
Los estilos de alimentación pueden tener un impacto significativo en la composición y diversidad de la microbiota. Una dieta rica en alimentos procesados y pobre en fibra puede reducir la diversidad de la microbiota y favorecer la proliferación de microorganismos poco saludables. Por otro lado, una dieta equilibrada con alimentos frescos y fibra puede ayudar a mantener una microbiota saludable y diversa.
Además, la ingesta de probióticos y prebióticos, que se encuentran en alimentos como yogures y frutas y verduras respectivamente, puede ayudar a mejorar la salud de la microbiota. En general, una alimentación saludable y equilibrada, junto con un estilo de vida activo, puede ayudar a mantener una microbiota saludable y reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con la microbiota.
Mantener una microbiota sana implica mantenerse un mismo sano y viceversa, hay que destacar que hay algunos elementos cruciales para favorecer y cuidar la salud.
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